27.12.05

Mensaje navideño para la china y la nega

Para empezar, a las dos, un inmenso beso navideño -no tenemos aquí la tradición del muérdago, pero que nos gusta besuquear, nos gusta- y un abrazo de esos desesperados, que no quieren dejar de apretar y que demora y demora y demora hasta que ya no puedes más y, lástima, hay que soltarse. Espero que hayan pasado una muy feliz nochebuena, que todo haya salido conforme se lo esperaban y que Papá Noel se haya portado a la altura. Y no es que sea importante el asunto de los regalos, pero desde pequeños se nos hace sentir que Navidad es regalos y a algunos, como yo, la niñez nunca abandona, y si no hay buenos regalos, pos la Navidad es pálida y aburrida. Por suerte -o lamentablemente- ya soy grande, y los presentes ya no me importan... tanto.

Oye Nega, ¿quién es el ¿capitán? Rebolledo? Contabas que Leo tenía que salir en una actuación interpretándolo, pero no teno la más pájara idea que quién es el tal Rebolledo. A ver si me ilustras otra vez, puesto que tu explicación geográfica ha sido excelente y ya me doy cuenta exactamente en dónde andas metida. Po cierto, me parece que en el Málaga de la segunda profesional de fútbol, juega un peruano, Juan Diego Gonzáles Vigil. Ahora debe estar aquí en Lima, pero me parece que mantiene contrato con ellos y el próximo año debe seguir por allá. Bueno, el dato no sé para qué te puede servir -por ahí, quien sabe, lo conoces, te enganchas, y... mjúmm, aunque tú no eres chibolera, ¿no?- pero ahí lo tienes. Por otro lado, me dejó algo preocupado tu comentario, chinita, acerca del poco ánimo. Tú, tan Vírgen María, tan árbol de Navidad, tan lucecitas y villancicos. Tu esfuerzo por llevar a cabo todo merece un aplauso y, no lo dudo, el éxito que espero hayas tenido. Fuerza china.

Yo la pasé, como creo que les llegué a adelantar, en casa de mis papás. Asustado no estaba, pero medio preocupadito sí. La llevaba a Eda y los recuerdos de Navidades pasadas atravesadas de estrés, discusiones bobas y tensión, me decían que algo de eso se podía repetir. Tampoco es que toooodas mis Navidades pasadas fuesen una tragedia constante, pero situaciones difíciles en reuniones de familia y etcéteras, incómodas y, a veces, dolientes, me han convertido en un pitoniso no muy acertado y huelo tensión cada vez que de reunión familiar se trata.

Pero no. Me equivoqué, felizmente. Por ahí mi viejo, repitiendo un malhumor ya crónico, supo crear un par de conatos de tragedia hablándole con amargura a mi vieja por una intrascendente demora en el segundo piso que, para mi papá, aparentemente, arruinaba el brindis que quería hacer, o cuando mi vieja quiso hacerle un cambio en el plato que él tenía servido -era un trozo de pavo que mi madre consideraba no era el indicado para su hombre- recibiendo por respuesta un pullazo que desconcertó un poco a mi esposita pero que no llegó a más. Por ahí, otro par de cosillas sucedieron, con los mismo protagonistas -oscarizables, se los puedo asegurar-, pero supongo que se las tragaron las sonrisas, las conversaciones alrededor de anécdotas divertidas y las fotos que nos hicieron reír al momento de tomarlas. Si no las puedo recordar es poque no importan. Éramos 8 gatos pero la pasamos bien, en familia -qué raro me suena-. Yo preparé puré de manzana -casi una mermelada porque se me pasó la hervidera- y mi madre hizo el tradicional pavo. Siempre le sale rico. Eda y yo picamos la ensalada -Waldorf- y la revolvimos. Hubo chocolate también. Harta tradición. Después de cenar, los regalos llegaron y no me quejo. Noel ha sido generoso con quien creo no lo merece tanto. Así fue mi nochebuena. Nos retiramos al cubil como a las 2 y algo más de la mañana. El 25 si tuve un susto de esos que asustan -vale el redoble- porque llamó mi tía Ana a casa de mi mamá -a donde justito habíamos recién regresado eda y yo- a eso de las 12 del día avisando que llevaba media hora tocando la puerta de su casa y que su hermano Jorge, mi tío también obviamente, no le abría. Palteados, tomamos un taxi y nos apersonamos a la escena del crímen para comprobar si había lo que temíamos. Y no hubo, pes. Llegando nosotros le abrían la puerta a mi tía quien, en un arrebato fruto del trauma, reventó en llanto y grito y etc, etc. De ahí, vasito de agua de por medio, nos fuimos donde mis suegros a almorzar y seguir disfrutando la Navidad. Todo a partir de ahí fue tranqui. Terminamos como a las 8 p.m., agotados. En casa, nos vimos 1 hora de LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS, que saqué de Blockbuster porque era una edición nueva en dvd y a eda le había picado la curiosidad -ya la había visto yo hace años-, porque Eda se quedó dormida y yo no iba a seguir viendo algo que ya vi sin que la vea quien no la vio. Después de ver deportes, me quedé doormiiiiiiddoooooooooooo, como reza el vals.

Así fue pes. Y ustedes, ¿qué tal lo pasaron? Besos.

edu.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues menos mal que lei esto en mi correo.. que si no !!! me quedo refunfuñando contigo cariño. Y ya ves.. aqui sigo, sigo aquí!!!! fiel a ti y leyéndote porque repito y no me canso de hacerlo.. SOY TU FAN CARI!!!!

enero 06, 2006 8:20 a. m.  

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