
Le dije a ella, hey, vamos al cine. Nos encanta ir. Nos enamoramos yendo una y otra vez. Así que le escogí
El casamiento de Romeo y Julieta, de Bruno Barreto porque sabía que se trataba de una comedia romántica y, sobretodo, sudamericana -en el último Festival de Cine de Lima obtuvo el premio del público-. Pero salí decepcionado. No bastó que tomara prestado el fútbol ni los elementos básicos de la obra de Shakespeare. Si bien es cierto que, al principio, son graciosos los fallidos encuentros sexuales entre los protagonistas, en general la peli es floja, con chistes demasiado facilones y un nivel inferior a cualquier telenovela de la O'Globo. Ni siquiera las escenas de fútbol pertenecen a partidos reales entre el Palmeiras y el Corinthians. Lo único que se agradece es ver, en pantalla gigante, a ese monumento que es
Luana Piovani. Gracias. Y también las breves -brevísimas- escenas de
Mel Lisboa, la recordada
Anita -ay-.
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