27.6.07

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25.6.07

Memorias de microbús

No sé por qué es que se me vino a la mente hoy. Estaba acomodado en un asiento de microbús, sobre la llanta derecha de atrás. Eran casi las 9:30 y el frío asesino que nos acompaña a diario últimamente caía a pelo con la noche húmeda. Hace dos horas nomás.

Tendría 10 años creo, ú 11. Recuerdo con claridad que estaba en la cocina de la casa de mis padres, era también de noche, y mi mamá preparaba algo en una olla, o calentaba la comida. Mi hermana estaba a su lado o quizás recién llegaba a esa ubicación. Yo estaba molesto, rabioso, iracundo. Acababa de decirle a mi mamá -es más, la última sílaba no había abandonado todavía mi boca-: POR TU CULPA, CUANDO SEA GRANDE, VOY A MATAR GENTE, cuando la mano derecha de mi hermana, mayor que yo 7 años, me torció la cara. La primera bofetada de mi vida. ZZUUUAAAAÁ!!! Carajo que me dolió.

Me quedé respirando con odio, haciendo un ruido de toro embestidor. Mi mamá me dijo algo más, seguro, recriminándome y al mismo tiempo confirmando que había hecho los méritos necesarios para ganarme un fabuloso cachetadón. Mi hermana, ni que se diga; creo que me dijo algo así como NO DIGAS ESTUPIDECES, pero no estoy seguro. El recuerdo es muy nebuloso.

Lo gracioso es que lo que menos recuerdo es el por qué. Por más esfuerzo que haga no llego a alcanzar esa caja negra que contiene la razón de mi terrible -por lo criminal y, cómo no, por lo desacertado- pronóstico. ¿Cómo es que llegué a esa sentencia escalofriante? Dentro del micro comencé a reir. Hasta me sonrojé. Las cosas que se le pueden ocurrir a uno cuando se es chibolo y no se tiene más preocupaciones que simplemente joder.

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23.6.07

a lapicero, en un pequeño espacio libre.

17.6.07

Día del Padre

Padres.

No soy uno. No lo seré, eso es casi un hecho.

Extrañamente tranquilo el día. Mi viejo no es muy adepto a la calma, pero hoy, en su día, decidió él regalar. Y nos regaló paz. Se agradece.

Me muero de sueño. Me muero nada más.

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10.6.07

HAY DOMINGOS QUE, LA VERDAD, SON PARA PONERLOS EN UNA BOLSITA Y DEJARLOS EN UNA ESQUINA, BIEN LEJOS DE CASA, PARA QUE NO SE LES OCURRA REGRESAR.

QUIZÁS EXAGERO. NO SE TRATA TAMPOCO DE UN MAL DOMINGO. HE TENIDO MI RATO PARA HACER LO QUE NORMALMENTE NO HAGO CON TRANQUILIDAD. PERO HA SIDO UN RATO EFIMERO.

NO HE IDO A JUGAR FULBITO, COSA QUE YA ES UNA TRAGEDIA. DESDE EL VIERNES EN LA NOCHE EL FRIO DEJÓ EN MI GARGANTA UNA MALA SEMILLA, DOLOROSA, CAPAZ DE DESCOMPONERME COMPLETO. HOY HABLO CON CIERTA RONQUERA -esto bien podría ser parte de Historias Clínicas- Y LOS DESINFLAMANTES ESTÁN LOGRANDO SU COMETIDO -para los antibióticos creo que hay que esperar hasta mañana, porque los empecé ayer-.

Y AHORA ME VOY A UN LONCHE AL QUE NO LE TENGO GANAS. NO DE UNA MANERA DESCONTROLADA Y BERRINCHUDA TAMPOCO, PERO NO ESTABA EN MIS PLANES. SE PRESENTÓ Y YA. Y CUANDO SE PRESENTAN ASÍ LAS COSAS QUE NO DESEAS, POS... ES QUE ME QUERÍA IR AL CINE. DESDE AYER ESTOY ASÍ. ELLA IBA A TRABAJAR AHORA -lo va a hacer todavía- Y NO PODÍA IR, POR LO QUE IBA A APROVECHAR PARA VER ALGO QUE NO LE GUSTARA. PERO ASI SON LAS COSAS.

AHORA ELLA ME ESTÁ MIRANDO DESDE ATRÁS, VIENDO QUÉ ESCRIBO Y DE ALGUNA MANERA DICIÉNDOME: YA VAMOS CURUJU. ASÍ QUE HASTA AQUÍ NOMÁS. ¿QUÉ HABRÁ DE LONCHE?

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3.6.07

HISTORIAS CLINICAS

La semana anterior, un tío mío murió tras una realmente penosa enfermedad. Un cáncer, esa enfermedad que te imaginas que nunca tendrás porque "cómo va a ser si me siento bien". Bueno, él lo padecía desde hacía buen tiempo y era ya un anciando cuando se la descubrieron. Él no era peruano, era esposo de una hermana de mi papá, la misma que murió en los noventa. Y murió de cáncer también. Bueno, no voy a escribir sobre el cáncer.

Esa misma semana, mi sobrino fue internado en una clínica por una fiebre furiosa y un dolor de cabeza insoportable. Su madre, mi hermana, lo había descubierto quejándose durante la noche, blabucenado incoherencias, delirando. Durante el día pensó que todo estaba controlado porque una pastillita había ayudado a bajar fiebre y dolor, pero ambos volvieron con fuerza pasadas unas horas y ella decidió lo de la clínica. Luego de varias pruebas, determinaron que era Meningitis. ¡¡¿¿Qué??!! dijimos todos. Calma, que no panda el cúnico. No era muy grave, parece que no del tipo contagioso, pero sí merecía ciertos cuidados para evitar posibles contagios. Además, la clínica no lo puso en cuarentena y eso decía mucho. Salió a la semana. Lo fui a visitar antes. Es un muchacho fuerte, tiene 16. Flaco, más que yo, pero fuerte.

Una semana antes de esa semana -o fueron dos-, yo estuve a punto de operarme de una hernia. Había tomado un viaje de vacaciones de una semana al Cuzco, con Ella, un viaje espectacular -con una experiencia de terror también gracias a un huayco del que no voy a comentar más por ahora, quizás nunca aquí porque ya fue-, y faltando un par de días para volver, quizás por "ciertos esfuerzos físicos", descubrí un bultito al lado de mi pene que al pasar de una hora aproximadamente se escondió. Hernia dije. Hernia dijo el médico que me examinó ya de vuelta a Lima. Como tengo un primo médico, le pedí que me contactara con un doc para operarme. Me dijo pues que el esposo de una prima, un medicazo, podía ser el indicado. Como es médico de un nivel extrasuperior, nunca me imaginé que fuera a dedicarle tiempo a una hernia. Pero sí, podía hacerlo y me dijo, cuando le llamé, que lo visitara para examinarme primero. Luego de bajarme los pantalones y mostrarle el lugar exacto donde había aparecido el bultito, me miró con cara de desconcierto. Pero no veo nada, me dijo. Es que se escondió, le dije. Tomó un ecógrafo -una enfermera lo asistió y daba vueltas pasándole lo que necesitaba y yo con las bolas al aire- y pasó y pasó el aparatito y, pos nada. Nada, me repitió. ¿Seguro que la viste?, me preguntó. Claro pe, dije peruanísimo. Me explicó que de nada valía operarme porque lo más seguro era que no encontraría nada. Que tomara un desinflamante y siguiera pa delante. Me fui aliviado. Y pensando que hay médicos que aprovechan lo mínimo para sacarte plata sin asegurarse primero que realmente necesitas de una intervención. Ufff, me salvé por un pelo.

Ay, la salud.

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