20.3.06

Hoy es un día muy especial: el día de la Nega

He tenido abandonado este blog. La flojera de tener que entrar y pensar para colgar algo aquí han atentado contra la fluidez de este sitio que, salvo la Nega, nadie lee. Es por eso, y porque me dijo además que hacerlo le iba a dar tanta o más alegría que llamarla hasta las Echpañas, le dedico el post de hoy (que igualito se lo iba a dedicar así no me lo hubiese pedido), un post de reinauguración (re repetido porque ya lo reinauguré hace un par de semanas y porque seguro lo voy a reinaugurar nuevamente dentro de algunos días) debido a que hoy...

HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE LA NEGA.

A Anita la conocí allá por 1995, en el verano, cuando ingresé a practicar a una agencia de publicidad que no voy a mencionar porque... ¿pa qué?. Yo estaba recién egresadito de un instituto al que tampoco voy a nombrar porque... ¿pa qué?. Venía flechado por la Antu, que ya estaba a punto de irse para el norte, tenía 19 pa 20 añitos, era recontra tímido y hablaba sólo con las cartas que ya empezaba a escribirle a la fugante. La agencia no era muy grande y seguramente Anita, la China -oh! sorpresa, ella también trabajaba allí- y los demás se la pasaban debatiendo acerca de la naturaleza ermitaña que me caracterizaba -mi hueco era el rincón más alejado de la casa que servía de oficina-.

Anita tenía fresco aún momentos muy difíciles que yo ni sabía y de los que me fui enterando conforme fui saliendo del agujero en el que me encontraba. Yo la veía tan grande y tan locuaz que me pregunté un día: ¿podré llegar a conocerla? ¡¡qué bárbara para hablar!! Creo que en toda la agencia lo que más se escuchaba era su carcajada. Y de tanto escucharla, empecé a envidiar no poder compartirla por el ensimismamiento del que era presa. Hasta que, poco a poco, me fui soltando. No tengo dudas cuando afirmo que ella fue uno de los principales motivos por los que dejé el silencio, porque su carisma y su fácil conversación nunca dejaron de dar pie. Hasta hoy.

Tantas cosas compartimos en aquella oficina. Creo que más fue lo que conversamos que lo que trabajamos. Pero estoy seguro que las risas y los buenos momentos abundaron y superaron todo lo demás. Te quiero mucho, mi amiga, hermana y madre. Hoy, que ya debe estar cerca del mañana por allá, tiene que ser un día de celebración extensa. Sólo risas y sonrisas, Nega, ya sabes.

TE QUIERO MUCHO.

10.3.06

Poesía en forma de pájaro... aquí también.

9.3.06

Fragmento de otro mail pa la nega y la china

La sensación de escuchar sus voces es indescriptible. Son voces matizadas con los acentos de sus amigos, porque la Nega suena a la Nega pero con un énfasis en ciertas palabras que deja entrever sus años en España. Y la China suena a la China pero con algo de puertorriqueño y de centroamericano y la lengua que se le quiere poner anglo. Son una delicia sus lenguas, y eso que no las he besado.

La Nega sí me pescó en la casa. Nos faltaban algunos minutos para salir y el pito al contestar ya me había dado la pista. O era la Nega o era la China. La Nega se me metió en la oreja. Siempre sexi, y graciosa. me dijiste que estabas mojadita y ya te veía empapadita (pero la empapada de lluvia pes, Marta), pero no me dijiste qué película habías ido a ver. La China me abordó por el celular y yo que no podía concentrarme en hablarle porque el taxista pedía, exigía, indicaciones precisas para dejarnos en la avenida Sucre, donde ahora hay un METRO. La China no cambia nadita: ultra cool, very nice, extra softly, riquísimo. Me pedía acción a través del celu pero yo trataba de esquivar autos al cruzar la avenida para llegar al restaurante (¿recuerdas que te dije que pasaba la 87? me rozó la mejilla, y no la de arriba). Como yo me desconcentro y pierdo la hilación de todo, así estuve con la llamada de la China pero igual escuchándola y tratando de hilvanar las frases de respuesta. Hasta que se cortó. La Nega sí midió bien sus tiempos y me alcanzó pa decirle infinitas gracias por regalarme su voz de diva. A la China no me acuerdo en qué momento le agradecí pero igual me quedé escuchándola aún cuando ya se había cortado. Las adoro.

Luego almorcé un piqueo de comida criolla con mi hermana y mi sobrino, delicioso y enchanchante, y nos olvidamos el paquetito de lo que sobró (aquí si se puede el paquetito, pes, neguita). Ya en la casa, me puse a limpiar pisos y baño para que todo estuviese ok el domingo. En la noche del sábado nos fuimos con unos amigos al cine, a ver Mi abuela es un peligro II. A mí lo que me pareció un verdadero peligro fue que esa película fuese proyectada en cualquier cine, y que durara tanto en cartelera (no me gustó nadita). Me dormí como a las dos de la mañana (ahhh, hubo un chuculún antes del cine y sin amigos, claro) y el domingo se me frustró el fulbito porque nadie se congregó (¡maldita sea!). La tarde fue para mis suegros y mis viejos con un lonche que en un siguiente mail les contaré de qué fue. Mil bechitos mis niñas.

3.3.06

Un China-aporte

No me he equivocado, es de la China, me lo envió por mail hace algunas lunas y, ya que ella no se digna a echar un vistazo por aquiles, pos dejo un rastro de ella. Alguien debe conocer este aviso. Es gracioso, sí que lo es.

Un Chinoaporte


Mi corresponsal en la selva de cemento nos comparte esta imagen que, francamente, no sé que le vio. Igual, ahí les va.

1.3.06

Ella se consume

Está muy tensa.
Sus gestos son rígidos, sus palabras cansadas.
Mi ayuda no va más allá de una sonrisa, de mi compañía.
Hoy le haré un masaje. Le untaré aceite para recorrerla hasta que se duerma.
Quiero verla reír siempre, a pesar de sus problemas de oficina,
a pesar de sus horas concentrada en cifras.
Quiero que no se canse.
Quiero que esté dispuesta a distraerse,
a comentar mis vanalidades.
Quiero ser egoísta por ella.