Hoy es un día muy especial: el día de la Nega
He tenido abandonado este blog. La flojera de tener que entrar y pensar para colgar algo aquí han atentado contra la fluidez de este sitio que, salvo la Nega, nadie lee. Es por eso, y porque me dijo además que hacerlo le iba a dar tanta o más alegría que llamarla hasta las Echpañas, le dedico el post de hoy (que igualito se lo iba a dedicar así no me lo hubiese pedido), un post de reinauguración (re repetido porque ya lo reinauguré hace un par de semanas y porque seguro lo voy a reinaugurar nuevamente dentro de algunos días) debido a que hoy...
HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE LA NEGA.
A Anita la conocí allá por 1995, en el verano, cuando ingresé a practicar a una agencia de publicidad que no voy a mencionar porque... ¿pa qué?. Yo estaba recién egresadito de un instituto al que tampoco voy a nombrar porque... ¿pa qué?. Venía flechado por la Antu, que ya estaba a punto de irse para el norte, tenía 19 pa 20 añitos, era recontra tímido y hablaba sólo con las cartas que ya empezaba a escribirle a la fugante. La agencia no era muy grande y seguramente Anita, la China -oh! sorpresa, ella también trabajaba allí- y los demás se la pasaban debatiendo acerca de la naturaleza ermitaña que me caracterizaba -mi hueco era el rincón más alejado de la casa que servía de oficina-.
Anita tenía fresco aún momentos muy difíciles que yo ni sabía y de los que me fui enterando conforme fui saliendo del agujero en el que me encontraba. Yo la veía tan grande y tan locuaz que me pregunté un día: ¿podré llegar a conocerla? ¡¡qué bárbara para hablar!! Creo que en toda la agencia lo que más se escuchaba era su carcajada. Y de tanto escucharla, empecé a envidiar no poder compartirla por el ensimismamiento del que era presa. Hasta que, poco a poco, me fui soltando. No tengo dudas cuando afirmo que ella fue uno de los principales motivos por los que dejé el silencio, porque su carisma y su fácil conversación nunca dejaron de dar pie. Hasta hoy.
Tantas cosas compartimos en aquella oficina. Creo que más fue lo que conversamos que lo que trabajamos. Pero estoy seguro que las risas y los buenos momentos abundaron y superaron todo lo demás. Te quiero mucho, mi amiga, hermana y madre. Hoy, que ya debe estar cerca del mañana por allá, tiene que ser un día de celebración extensa. Sólo risas y sonrisas, Nega, ya sabes.
TE QUIERO MUCHO.
HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE LA NEGA.
A Anita la conocí allá por 1995, en el verano, cuando ingresé a practicar a una agencia de publicidad que no voy a mencionar porque... ¿pa qué?. Yo estaba recién egresadito de un instituto al que tampoco voy a nombrar porque... ¿pa qué?. Venía flechado por la Antu, que ya estaba a punto de irse para el norte, tenía 19 pa 20 añitos, era recontra tímido y hablaba sólo con las cartas que ya empezaba a escribirle a la fugante. La agencia no era muy grande y seguramente Anita, la China -oh! sorpresa, ella también trabajaba allí- y los demás se la pasaban debatiendo acerca de la naturaleza ermitaña que me caracterizaba -mi hueco era el rincón más alejado de la casa que servía de oficina-.
Anita tenía fresco aún momentos muy difíciles que yo ni sabía y de los que me fui enterando conforme fui saliendo del agujero en el que me encontraba. Yo la veía tan grande y tan locuaz que me pregunté un día: ¿podré llegar a conocerla? ¡¡qué bárbara para hablar!! Creo que en toda la agencia lo que más se escuchaba era su carcajada. Y de tanto escucharla, empecé a envidiar no poder compartirla por el ensimismamiento del que era presa. Hasta que, poco a poco, me fui soltando. No tengo dudas cuando afirmo que ella fue uno de los principales motivos por los que dejé el silencio, porque su carisma y su fácil conversación nunca dejaron de dar pie. Hasta hoy.
Tantas cosas compartimos en aquella oficina. Creo que más fue lo que conversamos que lo que trabajamos. Pero estoy seguro que las risas y los buenos momentos abundaron y superaron todo lo demás. Te quiero mucho, mi amiga, hermana y madre. Hoy, que ya debe estar cerca del mañana por allá, tiene que ser un día de celebración extensa. Sólo risas y sonrisas, Nega, ya sabes.
TE QUIERO MUCHO.